Descripción
Durante las exploraciones de la cámara sepulcral del Templo de las Inscripciones, los arqueológos descubrieron dos cabezas depositadas
como ofrendas en la base del sarcófago: esta corresponde a un joven que se deformó el cráneo
alargándolo y se provocó una arruga en la frente
para prolongar la línea de la naríz y alcanzar, así,
el característico patrón de belleza idealizado de
la cultura maya.